Reportaje de Condé Nast Traveler
26 de junio de 2019
El primer restaurante de cocina tradicional polaca de España cuida los recuerdos y enigmas de la Polonia migrante.
Entre tapizados, ganchillo y cuadros brumosos se desliza el aroma del queso de oveja ahumado de las montañas; frito y acompañado de mermelada de arándanos (Oscypek na Ciepło z Żurawina).
En La Polonesa se atesoran las recetas de las madres, suegras, abuelas y bisabuelas como la memorabilia. Al igual que los cuadros del abuelo, uno detrás de otro en la pared, rescatados de la casa familiar, los cuales hay que evitar que se tuerzan.
Y no se cambia ni un ápice de los ingredientes, las cantidades ni los tiempos de cocción. No solamente para que no mute el sabor; quizás, también para que el olvido no se encargue de apolillar la memoria.